martes

Pensamiento de año nuevo

Dicen que año nuevo es igual a una vida nueva. Por mi parte no creo que el simple hecho de cambiar un calendario pueda tener un impacto tan alarmante en la existencia de una persona, mucho menos que el realizar una serie de malabares o rituales en determinada hora pueda cambiarte la vida. Pienso de manera muy fehaciente que cada cual se forja su camino, ya sea con cosas buenas o malas, al final de cuentas cada acción tiene una reacción -ya sea inmediata o a largo plazo-.

Al terminar cada año las personas comienzan hacer las recapitulaciones de sus vidas, sumando todo lo positivo y restando lo negativo. Al final termina pareciendo una ecuación matemática tantas cosas que se le agregan y se quitan. Es un buen ejercicio si luego se toma consciencia de los fallos y se intentan mejorar, pero si no va ser así es mejor no gastar tiempo en calentarse la cabeza si luego se dejará que todo siga exactamente igual.

Haciendo mi propio balance que claramente no se centrara en mi vida -como sucesos, anécdotas o actividades realizadas por mí-. Puedo decir que lo mejor que he visto durante el año es que a pesar de pueda existir tanta gente que se rindió y decidió seguir el camino fácil y convertirse en una lacra más para la sociedad, hay muchos otros que siguen luchando por cambiar este mundo, por poner su granito de arena. Lo más maravilloso que puede suceder es darse cuenta que todavía hay esperanzas, y con tantas personas extraordinarias que tuve el gusto de conocer creo que vale la pena pensar en poder hacer un cambio, eso es lo más loable que he sacado de en este tiempo de reflexión.


Ahora una historia para reflexionar: Copos de nieve…

Dos pájaros estaban posados sobre una rama durante una nevada, y se pusieron a conversar: Dime, ¿cuánto pesa un copo de nieve? Le preguntó el pájaro carbonera a la paloma salvaje.

Casi nada fue la respuesta.

En tal caso, antes de irme déjame contarte una maravillosa historia, replicó el carbonero. Al empezar este invierno me posé sobre una rama de abeto. No era un duro invierno, y como no tenía otra cosa que hacer, me puse a contar los copos de nieve que se iban sentando en las ramitas y en las hojas de mi tallo. Su número exacto fue 3.741.952.

Cuando el último copo de nieve se deposito sobre la rama, sin que nada pasara, esta se partió, dijo el pájaro, y se alejó volando.

La paloma estuvo reflexionando un rato sobre esa historia y por fin se dijo: quizá solo haga falta la voz de una persona más para que la paz llegue al mundo.

Lección: Así como los copos de nieves son la suma de un invierno, los valores, la conductas son la suma para ser un buen líder y ser humano.

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